Colaboraciones medios

 

Joaquín Monreal Pérez

Cátedra Empresa Familiar. Profesor Departamento de Organización de Empresas y Finanzas de la Universidad de Murcia

La Opinión - Encuentros febrero 2016

Los miembros de la empresa familiar están más comprometidos e implicados con la empresa familiar, y piensan más en el futuro y supervivencia de la organización a largo plazo. Esto se debe que a como a menudo forman parte de la familia propietaria, están más identificados con la empresa, y desean que ésta llegue con buena salud cuando tenga que ser transmitida a futuras generaciones de la empresa. Esta mayor implicación hace que los miembros tengan una actitud más positiva en todas aquellas actividades de la empresa que la puedan hacer mejorar en el futuro, y obtener resultados que la beneficien. Dentro de estas actividades, cabe destacar la mayor predisposición de los miembros a aprender a cómo hacer las cosas más eficientemente (por ejemplo, cuando la empresa queda expuesta a nuevos clientes, diferentes mercados, nuevos procesos,…).

La capacidad para aprender a hacer las cosas de forma diferente (pero mejor) se puede desarrollar en mayor medida en aquellos contextos en los que la empresa puede entrar en contacto con socios diferentes, empresas nuevas, clientes diferentes… Uno de los contextos donde se dan estas circunstancias es durante la actividad exportadora. En los mercados de exportación, la empresa debe tratar con nuevos métodos, nueva base de consumidores, diferentes empresas rivales, diversos marcos institucionales,…

Dentro de estas estrategias por parte de la empresa, hay vocaciones colaborativas en las que la posibilidad de aprender es mayor. Por ejemplo, en el caso de la actividad exportadora: no es igual que la empresa acometa su salida al exterior sola a que lo haga de la mano de otras empresas socias, a través de acuerdos, alianzas o del establecimiento de joint ventures o empresas conjuntas. Sin embargo, esta actitud de colaboración también se puede aplicar al funcionamiento cotidiano de la empresa familiar: por ejemplo, cuando se realizan ventas domésticas, cuando la empresa estudia al cliente nacional o cuando visita empresas de la competencia, ésta puede realizar innovaciones de producto o de proceso que satisfagan las necesidades del consumidor en mayor medida o que reduzcan los costes de la organización.

Sin embargo, la mayor predisposición a emprender actividades en las que se pueda aprender no se puede hacer sin valorar antes sus peligros y costes potenciales. Está comprobado que el empresario familiar adopta menos riesgos cuando debe decir sobre la involucración de la empresa en diferentes actividades por el peligro de poder así amenazar la salud de la organización, salvo que se encuentre en situaciones extremas o urgentes (como malos resultados), o salvo que se pueda perder el control de la familia. Por ello, se deben hacer esfuerzos por reducir el riesgo asociado a actividades en las que la empresa familiar puede aprender en mayor medida.

En definitiva, dada la mayor voluntad de aprender por parte de los miembros de la empresa familiar, se debe favorecer que ésta pueda actuar en aquellas situaciones en los que la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos sea más grande. En esta línea, los directivos de la empresa familiar, así como a nivel institucional, deben apoyar estrategias como las de búsqueda y salida a mercados internacionales, y actitudes que fomentan la adquisición de nuevas conductas, como las de colaboración. Todas estas estrategias pueden llevar, sin duda a que la empresa familiar se pueda desenvolver mejor en el futuro.

 


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