Daniel Moreno
Cátedra de Empresa Familiar Mare Nostrum. Consultor y Profesor Asociado UM.
La Opinión - 6 marzo 2016
En fechas muy recientes ha sido presentado al público el estudio “La Empresa Familiar en España (2015)”, que supone una radiografía muy completa de la situación de este tipo de empresas en nuestro país, tras la crisis económica sufrida. El estudio ha sido elaborado por la red de Cátedras de Empresa Familiar, incluida, como no, la Cátedra de Empresa Familiar "Mare Nostrum" de nuestra Región, y el Servicio de Estudios del Instituto de la Empresa Familiar, contando asimismo con el apoyo económico del Banco de Santander.
El proyecto se enfocó desde dos perspectivas: a) por un lado se trataba de obtener datos acerca del peso específico de la empresa familiar en el conjunto de la economía española, y b) por otro, se pretendía identificar las características de las empresas familiares desde el ámbito de la gestión empresarial y familiar.
Respecto a la primera de las perspectivas, tan sólo decir que el estudio viene a corroborar, con rigor científico, los datos que eran vox populi. Las empresas familiares son la columna vertebral de la economía española: Representan el 90% de las sociedades anónimas y limitadas de nuestro país, aportan el 60% del valor añadido, alcanzan el 70% de los empleos del conjunto del sector privado. Señalar que estas estimaciones no incluyen, a los trabajadores autónomos, una parte significativa de los cuáles podrían ser considerados como empresas familiares, por lo que las cifras serían incluso superiores a las comentadas.
En cuanto a la segunda visión del estudio, la radiografía en sí de las características de las empresas familiares, se ofrecen datos diversos sobre: la antigüedad, el tipo de gobierno, la presencia femenina en la dirección (en el 73% de las empresas familiares existe presencia femenina en la dirección, frente a un 32% en general), la estructura de la propiedad, los planes de sucesión, la existencia de un protocolo familiar, etc.
Sobre ese último punto me detendré, pues supone una herramienta básica y fundamental para el funcionamiento de la empresa familiar e incluso de la familia empresaria, así como una herramienta con vistas a la continuidad del proyecto empresarial en el futuro. Los datos del estudio nos dicen que solo el 8,9% cuentan con un protocolo familiar, pero es todavía más preocupante el dato de que un 77,8% de los encuestados no lo considera necesario y un 3,7% no saben lo que es.
El protocolo familiar viene a ser como la “constitución” de la empresa, debe ser la norma básica de funcionamiento de la empresa y de la familia en las relaciones con ésta. Son las reglas escritas para resolver los numerosos conflictos. Así se debe determinar en él: las reglas de acceso de los familiares a la empresa, las de transmisión de las acciones y su valoración en su caso, las retribuciones a los miembros de la familia, la gestión y gobierno, la posible salida de determinados miembros, la competencia entre miembros o los nuevos negocios a desarrollar, la política de dividendos, etc.
El proceso constituyente, la elaboración del protocolo resulta fundamental e indiscutiblemente debe contar con consultores especializados, aunque debe de realizarse teniendo en cuenta las sensibilidades y opiniones de los diferentes miembros de la familia empresaria.
En una época en la que cada vez es más importante la resolución de conflictos, en la que se impulsa la figura de los mediadores, en la que se habla de pactos y consenso, en definitiva en la que la figura y la ética de los acuerdos toma ventaja frente al ordeno y mando, les digo a las familias empresarias redacten un protocolo, no se arrepentirán de ello y verán sus ventajas desde el primer momento.
Por último, quería hacer dos recomendaciones, el estudio completo, por curiosidad o para un mejor análisis “La Empresa Familiar en España (2015)” puede descargarse en la web del Instituto de la Empresa Familiar (www.iefamiliar.com), y si no han visto la película Joy (David O. Russell, 2015), véanla no solo por su protagonista Jennifer Lawrence, sino porque no es habitual encontrar entre la cinematografía películas que expresen de una manera tan real la vida de las familias empresarias