Pedro Juan Martín Castejón
Cátedra Empresa Familiar. Profesor Departamento de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Murcia
La Opinión - 4 septiembre 2016
Esta fuera de toda duda que las empresas familiares son un elemento clave para dinamizar la economía de cualquier país, ya que actúan como motor de desarrollo económico y regional. Asimismo, sus inversiones aportan estabilidad a las regiones donde están situadas ya que los propietarios familiares de negocios no suelen cambiar su lugar de residencia. Además, las empresas familiares se distinguen por el compromiso y dedicación de los miembros de la familia propietaria con el propio negocio, por lo que en etapas de crisis económica se esfuerzan en no tener que reducir la plantilla de trabajadores. Sin embargo, saber dirigir correctamente una empresa familiar es una tarea compleja ya que se interrelacionan tres subsistemas (familia, empresa y propiedad) difíciles de armonizar. No es de extrañar por lo tanto que el principal disparador del estrés entre los miembros de la familia que trabajan en la misma sea la propia relación familiar. Puesto que la íntima interconexión entre familia y empresa provoca que, con frecuencia, se deban afrontar y solventar problemas de muy diversa índole, que afectan tanto a la familia como a la empresa. La mayoría de estos problemas proceden de la combinación de factores familiares y empresariales, siendo el más relevante el tema de la sucesión ya que representa un momento crítico donde pueden aparecer los conflictos más graves.En estas situaciones la mediación es una herramienta de gran utilidad a la hora de resolver y gestionar cualquier tipo de conflicto que pueda afectar a la empresa familiar. Como puedan ser los casos de la sucesión, un divorcio o los problemas derivados por las equivocadas decisiones estratégicas tomadas en la empresa. La mediación se basa en el principio que las personas que son protagonistas del conflicto son las que están más capacitadas para encontrar una alternativa que satisfaga sus demandas. Por ello, alcanzar un acuerdo mediante mediación ahorra tiempo, dinero, y coste emocional. Ya que no debemos de olvidar que los conflictos es mejor afrontarlos en cuanto suceden, con la finalidad de que el coste emocional y económico sea el menor posible para ambas partes. Como ejemplo de los buenos resultados de la mediación en las empresas familiares podemos citar a Estados Unidos, donde lleva más treinta años funcionando y consiguiendo grandes logros, ya que aproximadamente el 80% de las empresas familiares que acuden a la mediación consiguen acuerdos satisfactorios para las partes implicadas en el conflicto.
Para finalizar, a modo de resumen, podemos decir que la propia naturaleza de la empresa familiar cargada de fuertes emociones y valores que sustentan el compromiso de los miembros de la familia que en ella trabajan, representa su fortaleza y a la vez su debilidad, ya que si surgen conflictos que los miembros no saben resolver, éstos pueden debilitar el compromiso y generar una alta carga emocional, que puede tener graves consecuencias, tanto para el entorno empresarial como para la propia familia empresaria. En este contexto, la mediación es una herramienta muy poderosa que si se utiliza adecuadamente en el entorno de la empresa familiar puede contribuir de forma muy satisfactoria a resolver los conflictos que se puedan presentar, tanto en el ámbito empresarial como en el familiar. Por lo tanto, en la empresa familiar se debería recurrir con más frecuencia a la figura del mediador con la misma naturalidad con la que se recurre a otros profesionales como puedan ser el caso del asesor fiscal, el economista o el abogado. En este sentido, la experiencia y buenos resultados de las empresas familiares estadounidenses con la mediación así nos lo hacen saber.