Pedro Juan Martín Castejón
Cátedra Empresa Familiar. Profesor Departamento de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Murcia
La Opinión - Encuentros octubre 2013
Una empresa familiar ha de superar múltiples retos para lograr su continuidad a lo largo del tiempo. Una muestra de lo difícil que puede resultar que una empresa familiar llegue a triunfar en el mundo empresarial durante años, es que tan solo el 35-40% de este tipo de empresas logra llegar a la segunda generación y de estos tan solo un 10-15% llega a la tercera generación. Por ello, resulta interesante indagar en los motivos que llevan a este tipo de empresas a fracasar en un tiempo tan corto y en qué fallan para no solucionar sus conflictos de una forma rápida y eficaz.En la actualidad las connotaciones negativas que tradicionalmente se le han atribuido al conflicto se encuentran en disonancia con las actuales teorías que explican el uso de dicho término como motor de cambio y generador de ventajas competitivas. Este tipo de consecuencias sólo pueden ser alcanzadas a través de una gestión eficaz de los procesos de conflicto; no obstante, el primer paso hacia ello es comprender su naturaleza y saber que se trata de un proceso construido por las partes que intervienen y fundamentado en las creencias y experiencias de éstas. En definitiva, el conflicto no se genera por “lo que sucede”, sino por lo que los seres humanos “atribuimos que sucede”.
En este sentido, se puede entender el conflicto como un choque que se produce entre dos partes interdependientes como consecuencia de la distinta o contrapuesta visión que tienen de un mismo problema o situación. Analizando esta definición, se trata pues del enfrentamiento de dos posiciones distintas, relativas a un mismo objetivo, entre sujetos o entidades que dependen mutuamente la una de la otra. Es, por tanto, un fenómeno asociado a las necesidades de socialización de los individuos. En este sentido podemos hablar de aspectos positivos, ya que se trata de un motor de cambio, sirve para obtener fines concretos, estimula el interés y la curiosidad, supone con frecuencia un reto a las propias capacidades. Por otra parte, se encuentran los factores negativos del conflicto que hacen que éste sea un ente perjudicial para las partes, relacionándose con aspectos como los costes personales, grupales y sociales que conlleva la alteración de los objetivos establecidos y la distribución de los recursos dispuesta por otros. En este caso, la comunicación se ve reducida y se hace más insegura; ambas partes tratan de aumentar a su favor la diferencia de poder, las relaciones interpersonales se ven seriamente dañadas creando hostilidad y falsas percepciones, tanto respecto del oponente como de uno mismo. El hecho de que la empresa familiar se articule por dos sistemas diferentes, el familiar y el empresarial, puede llevar a la aparición de multitud de conflictos, pero también pueden ayudar a que un negocio sea todo un éxito, si se sabe diferenciar de forma correcta entre uno y otro. Para ello, ambas partes, familia y empresa, deben mantener alejados sus intereses particulares y centrarse en los intereses comunes y objetivos.
Asimismo, es necesario tomar conciencia de los conflictos que surgen en las empresas familiares para comprender la dinámica del negocio familiar y para ver cómo interactúan los individuos implicados en su calidad de propietarios, directivos y miembros de la familia. Ya que los diferentes puntos de vista de cada colectivo, puede describir perspectivas distintas y enfrentadas. Por ello, es necesario establecer reglas claras para la resolución de los conflictos con el fin de garantizar que las cosas irán bien en el presente y futuro de la organización y la familia.