Colaboraciones medios

 

 Pedro Juan Martín Castejón

Cátedra Empresa Familiar. Profesor Departamento de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Murcia

La Opinión - 7 septiembre 2014

En todas las organizaciones la existencia de conflictos es inevitable debido a los distintos intereses de cada una de las partes, pero la incorporación de la institución de la familia al modelo organizacional de la empresa genera todavía un mayor número de situaciones problemáticas, principalmente debido a que no existe una separación clara entre los asuntos de la empresa con los de la familia y viceversa. Ya que la mutua invasión de intereses contrapuestos que se produce entre ambas instituciones se convierte en una fuente generadora de conflictos emocionales que, independientemente se manifiesten o no, siguen dañando a cada uno de los dos sistemas. Esta situación se agrava porque la mayoría de los responsables de las empresas familiares están poco preparados para la gestión de las tensiones emocionales, siendo estas precisamente las que generan los conflictos más graves que después van a tener terribles consecuencias para la empresa y para la familia.

Una deficiente gestión de las relaciones emocionales conduce a la intransigencia e irracionalidad en las decisiones, favoreciendo que ni los asuntos de la empresa ni de la familia se manejen con la lógica y la comprensión necesarias. Con el fin de impedir que esto pueda suceder, hay que favorecer que haya una buena y sana comunicación entre los miembros de la familia. Para que esto se produzca lo primero que debemos de practicar es la “escucha activa”, ya que para comunicar bien primero hay que ser un buen receptor, es decir hablar menos y prestar más atención a lo que nos dicen los demás. En segundo lugar, elegir el “medio de comunicación” adecuado, ya que en las empresas familiares se abusa de la comunicación verbal, aunque eficaz, esta forma de comunicación en ocasiones resulta imprecisa. La comunicación escrita puede clarificar puntos y ser duradera. Es importante saber cuándo puede utilizarse la comunicación escrita y cuándo conviene usar otro tipo de comunicaciones. Finalmente en tercer lugar establecer una “comunicación ética”. En otras palabras, siempre conviene comunicar con claridad y honestidad, cuidando las formas de decir las cosas a la hora de transmitir los mensajes, sobre todo cuando se trata de asuntos personales o familiares, pues hay que tener en cuenta que una comunicación deficiente puede ser la principal causa de tensiones emocionales, que después pueden terminar en conflictos familiares y empresariales.

En suma podemos decir que generalmente los conflictos surgen cuando no se ha gestionado bien las relaciones emocionales entre los miembros de la familia, es decir cuando las situaciones pueden dar lugar a suposiciones o malas interpretaciones debido a que los asuntos no están claros, o no se han comunicado bien. Para hacer frente a estos problemas, es aconsejable instrumentar procedimientos, como pueda ser crear un protocolo familiar, y solicitar ayuda a profesionales externos, adecuadamente formados en el campo de la psicología y el coaching, pues es la forma más segura de poder garantizar que dichos problemas no vayan a impedir el éxito empresarial y la armonía familiar.

 


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