Colaboraciones medios

 

 Juan Monreal.

Director Honorífico de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Murcia.

La Opinión, 6 julio 2014

El mes de Julio de 2014, vuelve a ser mi turno para escribir en la Tribuna Económica de la Opinión. Pensando sobre qué escribir, caigo en la cuenta de que nada mejor que escribir sobre la condición de emprendedor social del empresario familiar. El tema de la tesis doctoral que estoy leyendo estos días, como miembro del Tribunal que la va a evaluar, me da la pista de la oportunidad y de la necesidad de reflexionar sobre esta cuestión.

La antigua discusión planteada en torno a si la empresa solo busca beneficios económicos y no sociales, ha dejado de tener sentido. La empresa por su propia naturaleza consigue objetivos económicos y sociales al mismo tiempo, porque la riqueza económica que genera sirve para satisfacer las necesidades sociales básicas de las personas, expresadas en la alimentación, la vivienda, la educación, la sanidad, etc. Por ello, la condición de empresario familiar le debe lleva a entender y a trabajar por un emprendimiento tanto económico como social.

Para ninguno de nosotros resulta hoy desconocido el término emprender o emprendimiento, como algunos dicen. Tanto la literatura como el lenguaje de la calle, así como el de la comunicación nos tienen familiarizados con esta expresión. En cambio, hace unos años, las cosas no eran así. No era frecuente oír hablar de emprender, de emprendimiento y de emprendedores. Lo mismo que ha pasado en este campo, ha sucedido igualmente en otros campos y con otros términos, que en un periodo breve de tiempo han pasado de ser casi desconocidos o conocidos solamente por una minoría ilustrada a tomar carta de ciudadanía. Esto refleja los acelerados cambios que se están produciendo, unos con más calado y otros más superficiales, pero que en definitiva suponen cambios de escenario y mudanzas en la formas de expresarnos y de comunicarnos.

Emprender significa, parafraseando el Diccionario de la Real Academia Española, “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño”. Con tan breves palabras, el Diccionario de la Real Academia Española describe bien y con perspectiva lo que significa emprender y la naturaleza del emprendimiento: acometer y comenzar algo, que puede ser una obra, un negocio, un empeño. Por tanto, emprender hoy no solo hay que verle la parte económico-mercantil, sino también la parte social del mismo.
La Empresa Familiar, cercana a las necesidades de la población, tiene que comprometerse con la creación de empleo y con la calidad del mismo. Aún en las circunstancias económicas actuales no favorables, el empresario familiar debe trabajar por mantener la empresa y por asegurar su supervivencia, cubriendo simultáneamente el doble objetivo económico y social que ésta tiene. Para ello, los empresarios familiares tienen que comprometerse cada día más con la responsabilidad social que tienen con su empresa y con el buen ejemplo de la misma en el entorno en el que se ubica, produce y genera riqueza.

 


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