Colaboraciones medios

 

José Carlos Sánchez de la Vega
Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Murcia. Cátedra de Empresa Familiar Mare Nostrum
La Opinión, Encuentros 2 agosto 2015


A tenor de los resultados del 13º Barómetro de la Cátedra de Empresa Familiar presentados a mediados del mes de julio, la recuperación económica parece ser una realidad. Casi un 40% de los encuestados considera que la economía regional ha mejorado (un 57,6% en el caso de la economía nacional), mientras sólo un 3,5% piensan que ésta ha empeorado, confirmándose la tendencia ascendente en la valoración de la situación económica.

Estos resultados se sustentan en la favorable evolución de variables relacionadas con la actividad empresarial, como la cifra de negocios, que habría mejorado para un 40% de las empresas, el número de trabajadores, que lo habría hecho en un 23,5%, o las inversiones realizadas y las exportaciones, con un 21,4% y un 19,2%, respectivamente. Además, esta percepción de la situación económica tiene continuidad en el segundo semestre de 2015, y tanto la actividad regional como la de la propia empresa mejorarían sus resultados.

Aunque estos resultados parecen no albergar dudas respecto a la tan ansiada recuperación, conviene preguntarse si esta visión es compartida por los organismos e instituciones que elaboran informes de predicción económica regional. Una primera aproximación permite extraer una primera conclusión común: el crecimiento regional se intensifica en 2015. Partiendo de un crecimiento real del PIB regional en 2014 del 2,0% (según el INE), para el año actual las previsiones se sitúan entre el 2,6% de Hispalink y el 3,2% y el 3,3% de BBVA y Funcas, respectivamente.

No obstante, como puede comprobarse, no existe consenso respecto a la magnitud de la “velocidad” del crecimiento regional, como tampoco se encuentra a la hora de ubicar a la Región de Murcia en el contexto nacional. Así, mientras la estimación de Hispalink sitúa a la región una décima por debajo del crecimiento de España, BBVA lo eleva por encima dos décimas y Funcas lo hace coincidir con el valor nacional. En lo que sí hay coincidencia es en la identificación del patrón de crecimiento, tanto la demanda interna (consumo e inversión) como la externa (exportaciones) contribuirían positivamente al crecimiento agregado y, además, permitirían dinamizar el mercado laboral regional. Por lo que respecta a los factores que apuntalan este crecimiento, coinciden en lo esencial con los que configuran, según el Banco de España, un “escenario favorable para la prolongación del tono expansivo de la actividad económica”, a saber, depreciación del euro, disminución del precio del petróleo y propicias condiciones de financiación.

En todo caso, no sería del todo acertado ofrecer esta visión optimista sin señalar la existencia de riesgos externos e internos. Así, las tensiones geopolíticas, la desaceleración de las economías emergentes y el temor al estallido de la burbuja inmobiliaria en China o la resolución definitiva de la crisis griega, desde una perspectiva global, y la aún inconclusa consolidación fiscal, el lento despegue de la construcción o el deterioro del mercado de trabajo en el contexto regional, deben ser objeto de seguimiento para conocer su impacto final sobre las expectativas.

Todo ello sin olvidar el incierto panorama político que se aventura de cara a los próximos meses y que puede poner en riesgo el crecimiento nacional y regional ante el auge de partidos con propuestas de, cuando menos, difícil encaje en la actual coyuntura.

 


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