Juan Monreal.
Director de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Murcia. Catedrático de Sociología
Con motivo de la presentación de resultados correspondientes al Barómetro 2009, realizado desde la Cátedra de Empresa Familiar y la Asociación Murciana de la Empresa Familiar (AMEFMUR), varios son los aspectos que a nuestro modo de ver resultan especialmente significativos.
Los resultados de este 2º Barómetro hay que enmarcarlos dentro de la situación de crisis económica nacional e internacional que está afectando a la competitividad de un gran número de empresas. En este sentido, las empresas familiares consultadas perciben que la situación económica, en general, es mala y que ha empeorado respecto a la observada en el primer Barómetro y realizado a finales del año 2008. Por otro lado, la parte positiva de los datos hace vislumbrar que la realidad económica podría mejorar en los próximos meses, por lo que se estaría tocando fondo. Esta valoración positiva de los empresarios, coincide con la mayoría de las estimaciones que diferentes organismos están realizando en estos últimos días. Sin embargo y, siempre con todas las cautelas propias de cualquier análisis, la presencia de “brotes verdes” no necesariamente implicaría una total recuperación.
En opinión de las empresas familiares, los principales indicadores de la actividad económica empleados (precios de venta, cifra de negocios, rentabilidad o exportaciones, empleo o inversiones) muestran en estos últimos meses importantes reducciones, incluso mayores a las experimentadas en el 2008. Dichos comportamientos se deben, según las empresas, a la debilidad de la demanda de productos, a las dificultades de obtención de financiación, así como al incremento de la presión competitiva entre las empresas.
Como resultado de esta situación, las empresas familiares están modificando sus estrategias competitivas. Mientras que en el 2008 las empresas familiares adoptaban estrategias basadas en la calidad del servicio al cliente, la situación actual está llevando a que la reducción de precio y costes sean factores clave para afrontar la crisis en este final de 2009 y 2010.
El panorama económico actual también requiere de las empresas familiares de nuestra Región una estrategia diferente en materia de financiación. Ante los principales problemas financieros existentes, como son la escasa rentabilidad y la falta de liquidez, más exactamente, la alta morosidad unido al elevado coste de la financiación bancaria y a las dificultades para su obtención (tanto a corto como a largo plazo), es necesario incrementar la autofinanciación a través de la retención de beneficios), sin olvidar la financiación obtenida desde el ámbito familiar, en forma de capital (ampliación de capital), o a través de préstamos y avales de los miembros de la familia.
En esta situación financiera, las empresas familiares demandan de las Administraciones Públicas una reforma del sistema financiero, que permita una mayor presencia del Estado en cuestiones tales como la fijación de intereses, comisiones y otras medidas que faciliten el acceso a los préstamos bancarios y la necesidad de disminuir la presión fiscal. La puesta en marcha de ambas estrategias es un claro signo del cambio que se está produciendo en la cultura empresarial en este contexto de crisis que vivimos.
En conclusión, todavía la empresa familiar está inmersa en un panorama complejo y crítico. Sin embargo, debido a la cada vez mayor profesionalización, sentido estratégico, capacidad de entrega de la misma, va a saber transformar las amenazas en oportunidades para salir de la crisis más fortalecida y lo antes posible.