
Profesora Departamento Sociología Universidad de Murcia. Cátedra Empresa Familiar Universidad de Murcia.
La Opinión - Encuentros mayo 2012
El título de esta breve reflexión sobre el papel de la mujer en la empresa familiar, podría llevar a pensar que vamos a abordar la importancia de la gestión económica de las mujeres en la difícil tarea de ajustar el presupuesto familiar a las necesidades de sus miembros. Realmente, la familia es, entre otras cosas, una unidad económica y, en tiempos de crisis como los que vivimos, su comportamiento como empresa se pone claramente de manifiesto. Sin embargo, no es éste el propósito de este escueto análisis. De lo que se trata aquí es de conocer un poco más sobre la participación de mujer en la empresa familiar.
El papel de la mujer en la empresa está ligado a su participación en el ámbito público. En la empresa, como en la política y, en general, en las instancias públicas - especialmente cuando éstas comportan un cierto grado de poder-, la mujer ha estado y lo sigue estando, infrarrepresentada. En el caso de España, la participación de las mujeres en ámbitos de poder y toma de decisiones en la política (órganos de dirección de partidos, Congreso, Senado) ha evolucionado, es cierto, sin embargo, sigue en la actualidad torno al treinta por ciento. En la empresa el panorama es más inquietante. Los últimos datos del Instituto de la Mujer señalan que en 2009 un 10,3% de mujeres ocupaba algún cargo en el consejo de administración de las empresas del IBEX 35; muy bajo, es cierto, aunque alentador si se tiene en cuenta que cuatro años antes eran tan sólo el 2,1%. La mujer sigue alcanzando sus mejores cifras en el ámbito privado sin renunciar a su participación en el público. Las mujeres “acumulan” –que no concilian-, como precisa Margaret Maruani vida profesional y laboral. No obstante, se les sigue negando la posición de poder en el primer ámbito.
Se trata, por tanto, de un problema estructural en el mercado laboral, alimentado por un aspecto cultural que apunta a las creencias, los prejuicios y algunos valores también presentes en la empresa y en la familia y, cómo no, en esta estructura simbiótica de ambos elementos, que es la empresa familiar.
El papel de la mujer en la empresa familiar es clave y su participación, un hecho contrastado. Sin embargo, como ya apuntaba el profesor Gallo, cuando se trata de pensar en aspectos estratégicos como la sucesión, se piensa en el varón. La mujer/hija entra en escena en dos circunstancias. Una, cuando no hay otro sucesor; dos, cuando la distancia en edades con el segundo hijo (varón) justifica optar por la primogénita (mujer). Las dudas sobre su capacidad de compromiso a largo plazo están por detrás de esta decisión. Sin embargo, la inteligencia, el compromiso y la eficiencia no tienen género. Es más, los estudios enfatizan en el incuestionable desempeño profesional de la mujer cuando adquiere posiciones de poder; pero al mismo tiempo cumple -por la educación generalmente recibida-, un importante papel en el mantenimiento del equilibrio y la armonía emocional de la familia. Es una labor de los estudiosos de la empresa familiar poner todos estos aspectos en valor.