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 Antonio Duréndez Gómez-Guillamón. Cátedra Empresa Familiar. Profesor Departamento de Economía Financiera y Contabilidad. Universidad Politécnica de Cartagena

icon La Opinión - Encuentros junio 2012

Gracias al proyecto de investigación, el éxito de la empresa familiar: la relación entre el negocio y la familia desde la perspectiva del familiness, que ha obtenido la Cátedra de Empresa Familiar en las convocatorias competitivas del Ministerio de Ciencia e Innovación, hemos podido conocer cómo se relacionan las empresas familiares con las entidades de crédito con las que trabajan, así como sus condiciones de financiación.

Las empresas familiares presentan una estructura financiera diferenciada de las empresas no familiares, ya que poseen una mayor autonomía financiera, al estar más capitalizadas que las empresas no familiares, lo que les permite depender menos de las entidades financieras para financiarse. Partiendo de la premisa anterior, los resultados del estudio ponen de manifiesto que las condiciones en la financiación bancaria de las empresas familiares en los tres últimos años han empeorado en mayor medida que para las empresas no familiares. En concreto, las empresas familiares indican estar en peor situación cuando han accedido a financiación bancaria puesto que les ha costado más la financiación, les han aumentado más las garantías y avales, mientras los plazos de devolución de préstamos se han acortado.

Respecto de las relaciones de vínculo y permanencia con las entidades de crédito, hemos comprobado que el número medio de entidades financieras con las que trabaja la empresa familiar es de cuatro, que del total de su financiación bancaria el 34% lo mantiene con una sola entidad y que el número de años que lleva vinculado a su principal entidad financiera es en términos medios de 20 años. Por su parte, las empresas no familiares mantienen un mayor porcentaje de endeudamiento con su principal entidad financiera, en concreto el 40%. Además, el número medio de años que dura la relación con su principal banco es de 15, cinco menos que las empresas familiares. De igual modo, al presentar una estructura financiera menos endeudada que las empresas no familiares, mantienen un menor grado de apalancamiento con su principal banco, aunque el coste que soportan por obtener financiación bancaria es mayor que para las empresas no familiares.

Los resultados permiten constatar cómo el uso de mecanismos que mejoran el gobierno de las empresas familiares influye en la obtención de mejores condiciones financieras. Así, las empresas familiares que han desarrollado un protocolo familiar consiguen financiación bancaria a menor coste, lo mismo sucede cuanto mayor es la participación de la empresa familiar en los puestos directivos. Esa mayor implicación de la familia con la empresa hace que las entidades financieras lo vean como un gesto positivo a favor de la continuidad de la empresa. Adicionalmente, hemos hallado una correlación positiva entre el número de relaciones bancarias y el coste de la deuda. De forma que no parece oportuno seguir una política financiera que conlleve aumentar el número de entidades financieras con las que se trabaja, sino que es mejor promover la intensificación de la relación con las entidades financieras actuales.

En resumen, hay que destacar que la empresa familiar se financia de forma diferente a la empresa no familiar por su especial idiosincrasia, que mantiene una estrecha y duradera relación con las entidades financieras con las que trabaja y que los mecanismos de gobierno como el protocolo familiar, así como la implicación de la familia en el negocio son vistos por los bancos como señales de garantía a largo plazo de la empresa familiar, que les permite obtener una financiación en condiciones más ventajosas que el resto.

 


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