Juan Monreal.
Director Honorífico de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Murcia. Catedrático de Sociología
La Opinión, 1 julio 2012
Desde 2007 hasta ahora, Junio 2012, la empresa española en general lo está pasando mal, tal como lo confirman distintos indicadores que miden su comportamiento; éstos presentan valores negativos en la mayoría de los casos, si exceptuamos el indicador de exportaciones y algún otro más que ha logrado tener resultados positivos en estos tiempos tan difíciles. No cabe duda que el problema de la financiación explica en buena parte las grandes dificultades por las que atraviesa la empresa y, en su caso, la alta tasa de mortalidad de empresas españolas que se está produciendo en toda la geografía nacional. No obstante, conviene no cerrar los ojos para no seguir pensando y afirmando que el problema de la financiación de la empresa es el único factor explicativo de su mala situación. Hay otros factores, además, que también están contribuyendo a la actual crisis en la empresa y que es urgente identificarlos claramente con el fin de tomar las mejores decisiones para orientarlos en la mejor dirección. Me refiero a aquellos factores relacionados con el actual modelo productivo español que, en su conjunto, presenta desequilibrios, no es competitivo y, por tanto, hace difícil la salida a la actual crisis económica.El escenario económico y empresarial descrito, presenta rasgos más acusados cuando se observa la situación de la empresa en Murcia y el modelo productivo dominante en nuestra Región. Los murcianos tenemos, por una parte, una manifiesta vena emprendedora, aunque todavía nuestro espíritu emprendedor no alcanza el nivel que existe en otras sociedades y regiones y tengamos mucho que aprender de lo que otros hacen y cómo lo hacen para que el esfuerzo del emprendimiento resulte eficiente y duradero en el tiempo; y, por otra parte, las empresas murcianas nacen y mueren con relativa gran intensidad. Esto no es ni bueno ni razonable. Ciertamente, es más que saludable la capacidad que tenemos en la Región para crear empresas, pero no es razonable que a las primeras de cambio mueran, dejen de existir. Este es un modelo de funcionamiento que hay que corregir, haciendo que las empresas que creemos puedan sobrevivir gracias a que los cimientos sobre los que se apoyan sean sólidos y las decisiones estratégicas que tomemos sobre ellas no obedezcan a criterios especulativos sino empresariales. Los empresarios deben operar con las empresas con criterios puramente empresariales y racionales, que concilien perfectamente todos los objetivos de la empresa, los económicos y los sociales simultáneamente. No es posible disociarlos, y quien piense lo contrario está equivocado, va a contracorriente y, en definitiva, no hace empresa.
Las empresas familiares de la Región de Murcia, evidentemente, responden al comportamiento medio del escenario económico y empresarial dominante en nuestra Región anteriormente descrito, entre otras razones, porque del total de nuestras empresas, las familiares representan aproximadamente el 80-85%. No obstante, éstas y sus empresarios, en la mayoría de los casos, están teniendo desde hace algunos años un determinado tipo de actuaciones que ayudan a encontrar la senda adecuada para afrontar el contexto económico presente, y el futuro que está condicionado por la puerta de salida a la actual crisis.
Algunas de las actuaciones que los empresarios familiares están acometiendo, desde la conciencia que tienen de su ineludible necesidad, están orientadas a la pervivencia de las empresas en el tiempo, utilizando la máxima profesionalización en la gestión, apostando por la formación de su personal y defendiendo el modelo de empresa y empresario que haga compatible los objetivos económicos con los sociales. Igualmente, las empresas familiares en estos momentos de crisis económica defienden un cambio del modelo productivo de la Región que genere una economía regional más equilibrada, eficiente y competitiva; por ello, consideran que un nuevo plan estratégico regional para que sirva a tal fin, debe centrarse en medidas de cambio estructural y alejarse de consideraciones generales que no sirven para nada. Finalmente, los empresarios familiares abogan y defienden continuar con el diálogo social, conscientes de que la colaboración entre los agentes económicos y sociales no produce sino beneficios para todos.
La Cátedra de la Empresa Familiar, adscrita desde hace unos días a las dos universidades de la Región (UMU y UPCT), conoce bien todas estas orientaciones y actuaciones con las que está comprometida la empresa y los empresarios familiares de la Región. Por eso, en este momento que dejo la dirección ejecutiva de la Cátedra quiero animar a los empresarios familiares a que sigan trabajando y creyendo en el modelo de empresa que puede contribuir al crecimiento y bienestar de todos los murcianos.