Juan Monreal.
Director Honorífico de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Murcia. Catedrático de Sociología
La Opinión, 7 julio 2013
No es una redundancia decir empresarios emprendedores, simplemente porque hay empresarios que no emprenden y otros que sí lo hacen. Hace aproximadamente dos meses tuve el honor y el beneficio de ingresar como Académico en la Real Academia Alfonso X el Sabio, y mi discurso de ingreso lo titulé El oficio de emprender. Una mirada desde el tiempo y el espacio. La elección de esta temática, en estos tiempos convulsos y de crisis que vivimos, buscaba transmitir algunos mensajes que ayuden a identificar y valorar lo que se está haciendo en políticas económicas y sociales como respuestas a las dificultades que atravesamos; pero, por otra parte, también quería señalar algunos caminos, actitudes y comportamientos que deben caracterizar al empresario emprendedor y que, sin lugar a duda, contribuirán a la mejor y más rápida salida de la crisis. Dos fueron los mensajes fundamentales que intenté transmitir a lo largo del discurso:- Que para emprender debe existir una actitud positiva hacia el emprendimiento, cuyo origen está en los valores e ideales personales y también en la cultura del entorno en el que uno se ha educado y vive; dicha actitud conlleva la búsqueda de algo nuevo por la que uno se siente capaz de trabajar y por lo que está decidido a empeñar su vida personal y profesional. Esta actitud conlleva una manifiesta autorrealización, al identificarse plenamente los deseos y los proyectos. Dicha actitud emprendedora es, por una parte, creativa, innovadora y debe buscar la excelencia; y, por otra parte, no lleva al conformismo ante la realidad actual, al ver posibilidades alternativas más allá de lo que existe. Por eso, el riesgo responsable es un aspecto de la actitud emprendedora.
- Que emprendedores son las personas que tienen una actitud y una capacidad para promover. Todos ellos comparten la búsqueda de alternativas a la realidad actual; actúan impulsados por la creatividad y el deseo de innovar; el conformismo les produce desafección y no les crea miedo el riesgo responsable. Los emprendedores se empeñan por conseguir objetivos en los que creen en el corto y medio plazo, y en su consecución ponen todos los recursos que están a su alcance, independientemente del apoyo que reciben del exterior.
Los empresarios emprendedores de la empresa familiar, por cultura de familia, por el capital cultural recibido, por la cercanía de la empresa familiar al entorno humano, están llamados en estos momentos y en estas circunstancias económicas y sociales complejas a desafiar las dificultades presentes para salir cuanto antes y en las mejores condiciones de la actual crisis.