Colaboraciones medios

 

Angel L. Meroño Cerdán
Director  Cátedra Empresa Familiar Mare Nostrum | UM_UPCT
Catedrático de Organización de Empresas, Universidad de Murcia
La Verdad, 10-4-2020

La crisis sanitaria da señales de estabilizarse. Por supuesto queda mucho por hacer, y por decidir, pero lo peor puede haber pasado. El próximo estadio que debamos afrontar es la irremisible crisis económica producto de la necesaria paralización para controlar la fase de contagio. Los negros presagios económicos apremian a actuar inteligentemente.

La historia nos enseña que la forma de afrontar y gestionar los momentos críticos determina sobremanera los plazos y resultados de la recuperación. Esta máxima se aplica en todos los ámbitos, tanto macro como microeconómico. La visión y capacidad de liderazgo de los dirigentes serán fundamentales en la creación de confianza e ilusión para movilizar recursos y nuestros esfuerzos para conseguir las metas propuestas.

En el ADN de las empresas familiares está el propósito de continuidad. Como cualquier institución, su capacidad de entender, anticipar y gestionar los cambios marca sus posibilidades de supervivencia. En este cometido es importante la unión -para evitar fisuras- pero más aún el compromiso. Para las empresas familiares el compromiso es el elemento que marca la diferencia. Los miembros familiares comprometidos exhiben lealtad, orgullo y dedican todo su esfuerzo al proyecto empresarial. Para ello, como condición necesaria debe emerger la figura de un líder en quien confiar.

Trasladando estos planteamientos al ámbito macroeconómico, más que nunca precisamos de líderes que generen la confianza necesaria para generar el compromiso que marque nuestra recuperación. ¡Qué buen vasallo si tuviese buen señor! es el lamento que aparece en el Cantar del Mio Cid. En la historia de España existen capítulos donde hemos sido capaces de las mayores gestas. Fueron situaciones donde coincidieron líderes con visión y principios, y un pueblo que creyó en el proyecto.

El momento actual merece el máximo esfuerzo para tratar entre todos de afrontar la recuperación económica. Pero, necesitamos de los mejores en términos de preparación y liderazgo. Es hora de los mejores. Somos una sociedad preparada, posiblemente con el mayor nivel de cualificación de toda nuestra historia. Es la hora de la ejemplaridad. No valen dobleces. Ejemplaridad política, empresarial y ciudadana. Hay mucho en juego. En lo que llevamos de crisis hemos visto la capacidad de respuesta de colectivos ejemplares como sanitarios, limpieza, alimentación, logística, fuerzas de seguridad, enseñanza, empresas y, por supuesto, también ciudadanos que hemos sabido la importancia del confinamiento. Sigamos en esta línea con un compromiso de todos los agentes (políticos, económicos y sociales) en torno a un proyecto como país que saque lo mejor de nosotros mismos ¡qué es mucho!

 


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