Gregorio Sánchez Marín.
Profesor del Departamento de Organización de Empresas y Finanzas de la Universidad de Murcia. Cátedra de Empresa Familiar Universidad de Murcia.
La Opinión, Encuentros febrero 2011
Según explica Michael Jensen en su Teoría de Agencia, en las organizaciones contemporáneas, los directivos suelen actuar como agentes de los propietarios a través de un contrato implícito respecto del cual resulta preciso establecer ciertos sistemas de control debido a la posible divergencia de intereses existente entre unos y otros. En efecto, mientras que los propietarios tienen como objetivo incrementar la rentabilidad del capital invertido, los directivos tratan de satisfacer su deseo de reconocimiento y de poder –por ejemplo, sobredimensionando la empresa con inversiones y adquisiciones poco rentables-. Este problema de “riesgo moral”, que puede generar ineficiencias organizativas y reducciones del valor de la empresa, es especialmente importante en compañías que adoptan la forma de sociedades, en las que existe una clara separación entre propiedad y dirección: la propiedad suele estar repartida entre numerosos pequeños accionistas con una fracción reducida del capital que no les permite controlar las actuaciones de los directivos, los cuales disponen de margen para actuar de manera oportunista. Uno de los mecanismos más poderosos para mitigar y solventar este problema es la retribución. Un diseño adecuado del nivel retributivo, de la proporción de salario fijo/variable y de los sistemas de incentivos puede producir el alineamiento automático de intereses, de forma que la prioridad individual de los directivos produzca como efecto el enriquecimiento de los accionistas.
En las empresas familiares, dadas sus características en términos de propiedad y de dirección, los problemas de riesgo moral no se presentan con la intensidad con la que pueden darse en las empresas no familiares. Por ello, el diseño de la retribución de los directivos tiene sus propias particularidades: (1) El nivel retributivo representa la cantidad total que se paga al directivo. Las empresas familiares dirigidas por miembros de la familia necesitan niveles salariales más bajos para alinear los intereses entre las partes ya que, al no producirse separación entre propiedad y dirección, el riesgo de conductas oportunistas entre las partes es menor que en la empresa no familiar. (2) El mix retributivo representa la proporción que se paga al directivo de salario fijo y variable. Los elementos variables son incentivos que se utilizan para motivar al directivo y alinear sus intereses con los de los propietarios, ya que unen su retribución a los resultados de la empresa. En las empresas familiares, al estar menos separadas la propiedad y la dirección, se necesitan menos incentivos al retribuir a los directivos miembros de la familia que en las empresas no familiares. (3) Los incentivos pueden orientarse a corto plazo o largo plazo. Las empresas familiares utilizan en mayor medida los incentivos a corto plazo, ya que motivan más a los directivos al ser menos arriesgados e inciertos que los incentivos a largo plazo. Además, estos últimos pueden producir la disolución de la propiedad en manos de la familia –este es el caso de las conocidas stock options-, lo que disuade aún más de su utilización por parte de la empresa familiar.
En definitiva, desde la perspectiva propuesta por la Teoría de Agencia, la empresa familiar está menos expuesta a los problemas de oportunismo y riesgo moral que la empresa no familiar y, por tanto, los sistemas retributivos diseñados para los directivos no tienen necesariamente que ser ni muy elevados en términos totales, ni demasiado orientados a elementos variables. No obstante, tampoco debe olvidarse que la empresa familiar opera en un mercado competitivo, de modo que alinearse con el mismo es necesario, incluso obligatorio, para garantizar la fidelización del equipo directivo y evitar que éste sea atraído por otras empresas con sistemas retributivos más atractivos.